El Clásico del Ego: José Ramón vs. Faitelson”

Que tiemble la cancha y que suenen las trompetas del Apocalipsis: José Ramón Fernández y David Faitelson, los eternos compadres del periodismo deportivo, se agarraron del chongo… otra vez.

Todo comenzó como empiezan las grandes tragedias: con un comentario pasivo-agresivo en televisión. José Ramón, cual sensei despechado, dejó caer en ESPN una pulla dirigida a su otrora padawan: “Algunos olvidan los valores cuando se cambia de nómina.” Traducción libre: “Me decepcionaste, muchacho.”

David, que ya no tiembla ante nada (ni siquiera ante el América), sacó su celular y, como todo hombre moderno, resolvió sus diferencias en Twitter: “Le debo mucho, pero no todo”. En otras palabras: “Gracias, pero ya crecí.”

A partir de ahí, el espectáculo fue digno de una final de Copa: declaraciones cruzadas, indirectas con nombre y apellido, fans tomando partido como si se tratara de un clásico nacional, y expertos opinando sobre “la traición”, “la evolución” y hasta “la dignidad perdida”.

Algunos aplaudieron la lealtad incorruptible de José Ramón; otros celebraron la habilidad camaleónica de Faitelson para sobrevivir en un ecosistema mediático donde los ideales envejecen más rápido que los memes.

¿La moraleja? En el fútbol mexicano cambia todo: los dueños, los equipos, los comentaristas… Menos el ego. Ese, como el buen vino, sólo se hace más pesado con los años.