Julio Zenon Flores
En política, las señales cuentan más que las palabras. Félix Salgado Macedonio, senador de Morena y figura clave en la política guerrerense, publicó este lunes un mensaje en su página de Facebook que, leído entre líneas, refleja el cierre de un episodio de tensión dentro del oficialismo. «Es muy temprano para hablar de candidaturas, cerraré mi pico», escribió Salgado, asegurando que respalda «con todo mi amor a Morena, a la 4T y a mi gran presidenta Claudia Sheinbaum».
El mensaje no es casual. Hace apenas dos semanas, el mismo Salgado había declarado su intención de no competir, aunque con alusiones a la decisión en manos del pueblo y al artículo 35 constitucional dió la impresión, después, de querer meterse en las elecciones de 2027 para la gubernatura de Guerrero, una aspiración que fue interpretada como un desafío a la actual mandataria estatal, Evelyn Salgado, su hija. La reacción en Palacio Nacional no tardó en llegar. La presidenta Claudia Sheinbaum respondió esta mañana que «no es un tema personal» y que se queda con las declaraciones que el propio senador hizo hace 15 días, cuando manifestó su intención de no postularse.
El giro discursivo de Salgado refleja una corrección de rumbo que, en Morena, equivale a un alineamiento forzado. En su mensaje, el senador enfatiza su lealtad al movimiento y a Sheinbaum, asegurando que «mi amor y mi convicción están por encima de una ambición personal». Y aunque cierra el capítulo, deja abierta la posibilidad para el futuro: «Estoy joven y me puedo esperar hasta el 2033».
El episodio deja ver la consolidación de la disciplina interna dentro de Morena. El partido fundado por el presidente López Obrador ha sido testigo de pugnas intestinas en los últimos años, pero con Sheinbaum al frente, la línea parece ser clara: no hay espacio para las rebeliones anticipadas.
El trasfondo es evidente. Con la elección de 2027 aún distante, el oficialismo no puede permitirse divisiones internas, especialmente en estados estratégicos como Guerrero. La estabilidad de la 4T pasa por la contención de aspiraciones personales que puedan derivar en fracturas internas. El mensaje de Salgado no es una capitulación, sino una tregua.
El senador se repliega, pero no se retira. Su referencia a 2033 indica que su ambición sigue intacta, aunque hoy prefiere jugar el papel de soldado disciplinado. La política, como el ajedrez, requiere sacrificios temporales en aras de una mejor posición futura. En Morena, quien no entiende esa regla, queda fuera del tablero.
