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La elección del Poder Judicial

La elección del Poder Judicial

El pasado 1 de junio se llevó a cabo, por primera vez en la historia de México, la elección de los integrantes del nuevo Poder Judicial. Por primera vez, el pueblo mexicano tuvo la oportunidad de decidir quiénes ejercerán la responsabilidad de impartir justicia. Este hecho, observado incluso por otros países, representa uno de los eventos más trascendentes en la historia constitucional de nuestra nación.

Por primera vez, el Poder Ejecutivo y el Legislativo no impusieron su voluntad sobre el Judicial. No hubo reparto de cuotas entre partidos políticos ni decisiones tomadas desde las élites, lejos de la ciudadanía.

Esta elección marca un parteaguas: la justicia dejó de ser un espacio de acuerdos cupulares para convertirse en una decisión ciudadana. En un país donde la desconfianza hacia algunas instituciones es profunda, este proceso representa la posibilidad de iniciar una nueva etapa de legitimidad democrática. Podría, incluso, convertirse en un modelo para otras naciones.

Es cierto que este primer ejercicio tuvo importantes fallas que deben corregirse. Las campañas fueron deficientes, el nivel de los perfiles en muchos casos fue bajo, y la ciudadanía no contó con suficiente información sobre las y los candidatos.

Es necesario revisar los requisitos para contender, crear un consejo de expertos en materia judicial que evalúe previamente a los aspirantes y reduzca la sobreoferta en las boletas. Además, se debe garantizar que las candidaturas tengan mayor presencia y difusión en medios de comunicación, de forma que los ciudadanos puedan emitir un voto informado y razonado.

A pesar de ello, la participación superó las expectativas. Algunos expertos anticipaban un rango de entre 5% y 10%, pero el resultado fue mayor: más del 13% de los mexicanos acudieron a las urnas, según datos del INE. Aunque esto está por debajo del 20% que suele registrarse en elecciones judiciales en Estados Unidos, en un proceso inédito y sin precedentes en México, representa un avance significativo.

Para una nación de más de 130 millones de habitantes, y en especial para la presidenta de la República, fue un triunfo democrático que ya está siendo destacado como un hito en América Latina.

Sin embargo, preocupa el bajo nivel de participación en algunos estados. Guerrero, por ejemplo, registró apenas un 12.3% de participación. De un padrón de 2 millones 657 mil ciudadanos, solo cerca de 320 mil personas acudieron a votar.

Este dato llama la atención, considerando que Guerrero suele ser una de las entidades más participativas en elecciones y consultas. ¿Estamos ante un mensaje del pueblo guerrerense hacia el partido en el poder? ¿Será una advertencia al gobierno estatal y a sus legisladores sobre el desgaste de la gobernabilidad y la pérdida de confianza ciudadana? No puede ignorarse el malestar causado por las pugnas internas y la falta de resultados tangibles.

Lo más relevante de esta jornada es que concluyó en paz y que, por primera vez, el pueblo mexicano formó parte de una decisión histórica: elegir a quienes integrarán el nuevo Poder Judicial.

Solo el tiempo dirá si fue la mejor decisión. Pero, sin duda, se trata de un paso firme hacia una democracia más participativa y un sistema de justicia más legítimo.

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