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Guerrero excluido

Guerrero excluido

Celestino Cesáreo Guzmán

El anuncio de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre el arranque de los primeros quince Polos de Desarrollo Económico para el Bienestar ha generado entusiasmo en diversas regiones del país, pero también ha provocado desilusión en Guerrero.

Una vez más, nuestra entidad ha sido excluida de un proyecto nacional de gran calado. Resulta inaceptable que, en un estado donde más del 60 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza y cerca de un millón de personas enfrentan pobreza extrema, no se contemple la instalación de un solo polo de desarrollo.

Esta exclusión no puede entenderse como un descuido técnico, sino como una decisión política que posterga a una de las regiones más rezagadas de México.

Los datos son contundentes. Guerrero ocupa el segundo lugar nacional en pobreza, el tercero en rezago social y es la entidad con el mayor grado de marginación.

Municipios como Cochoapa el Grande presentan índices de desarrollo humano comparables a los países más empobrecidos del planeta. Más de la mitad de nuestra población carece de acceso a servicios básicos en su vivienda.

¿Cómo se justifica entonces que no se le considere como prioridad para un proyecto que busca detonar el crecimiento equilibrado del país? ¿Qué mensaje se envía cuando se privilegia a estados con mejores condiciones estructurales, mientras se deja de lado a los más olvidados?

Durante el sexenio anterior ya habíamos sido marginados de los grandes proyectos de infraestructura nacional. Guerrero no fue contemplado ni en el Tren Maya, ni en el Corredor Interoceánico, ni en la Refinería de Dos Bocas.

Peor aún, se nos canceló el proyecto de Zona Económica Especial que compartiríamos con Michoacán, en el municipio de La Unión, precisamente donde se había prometido una nueva etapa con el llamado Plan Balsas.

¿Dónde quedaron esos anuncios? ¿Dónde está el compromiso con una de las zonas más estratégicas del litoral Pacífico mexicano, con acceso ferroviario, vocación agroindustrial y potencial logístico?

Excluir en 2025 a Guerrero de los Polos de Desarrollo es alargar el círculo de la marginación. Es ignorar que sin inversión productiva no hay generación de empleo digno, que sin polos industriales no hay innovación, y que sin infraestructura logística no hay competitividad.

Es condenar a las nuevas generaciones a seguir viviendo del asistencialismo, sin opciones reales de superación. ¿Cómo se va a combatir la violencia estructural si no se transforman las condiciones de vida que la alimentan? ¿Cómo se va a hablar de justicia social si los más pobres siguen siendo los últimos en la fila?

Desde mi experiencia como legislador y como guerrerense comprometido con el bienestar de mi estado, alzo la voz con respeto, pero con firmeza.

El gobierno federal debe volver sus ojos a Guerrero en el proyecto nacional. No como un gesto de caridad, sino como una decisión de justicia histórica. Porque el desarrollo de México no puede entenderse sin el desarrollo del sur. Porque Guerrero no pide privilegios, pide oportunidades. Y porque el país no será verdaderamente justo mientras un solo estado siga siendo sistemáticamente excluido.

Si el Plan México quiere marcar una diferencia con el pasado, debe empezar por reconocer a quienes han cargado con las peores consecuencias del rezago. Guerrero no puede esperar más. Es ahora o nunca. Veremos.

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