Denuncian bodega con medicamentos retenidos en el hospital IMSS-Bienestar de Tlapa
Tlapa de Comonfort, Guerrero, 21 de octubre de 2025. — En la región más pobre de Guerrero, donde la esperanza de atención médica digna parecía haberse concretado con la construcción del nuevo hospital del IMSS-Bienestar, hoy crece la indignación. Integrantes del Frente Popular de la Montaña (FPM) revelaron, mediante un video difundido en redes sociales, la existencia de una bodega repleta de medicamentos y materiales de construcción dentro del hospital, mientras los pacientes siguen recibiendo la misma respuesta en la farmacia: “no hay medicinas”.
El hallazgo, realizado tras forzar la entrada a una zona resguardada del nosocomio, mostró un contraste doloroso. En las imágenes se observan cajas cerradas con sueros, antibióticos y soluciones médicas apiladas junto a palas, tubos y camillas en desuso. Afuera, cientos de enfermos esperan recetas que nunca se surten. El hospital, presentado como emblema de la transformación en salud, luce moderno y reluciente, pero detrás de sus muros brilla la opacidad.
Este edificio, construido sobre los terrenos del antiguo 93 Batallón de Infantería, fue financiado —según el discurso oficial— con la mitad del dinero obtenido por la venta del avión presidencial. En su momento, se anunció como símbolo de justicia social, el hospital de especialidades que La Montaña había esperado por décadas. Pero hoy, ese símbolo se tambalea entre la negligencia y el engaño. La obra presume acabados de lujo, tres niveles, equipo nuevo y médicos cubanos que atienden con cortesía. Sin embargo, los pacientes denuncian que la atención se limita a extender recetas sin medicamentos.
La inauguración estaba prevista para el 16 de mayo, con la presencia de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, pero el acto se suspendió por bloqueos del Frente Popular de la Montaña, que advertía la falta de personal y de condiciones mínimas para abrir el hospital. Ese mismo día, un hombre herido en un accidente murió sin recibir atención, un hecho que resume el abismo entre el discurso oficial y la realidad que viven los habitantes de la región.
Los pobladores, cansados de promesas, exigen explicaciones. ¿Cómo es posible que en un hospital nuevo, financiado con recursos públicos y construido bajo el argumento de servir a los más pobres, los medicamentos estén almacenados en bodegas mientras los enfermos deben comprarlos por su cuenta? ¿Quién decidió ocultar los insumos que podrían salvar vidas?
El Frente Popular de la Montaña ha pedido la intervención directa de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda y de la presidenta Claudia Sheinbaum para que se investigue la presunta retención de medicamentos y se sancione a los responsables. También ha solicitado la destitución del director y una auditoría total al hospital, cuyas irregularidades ya son del conocimiento público.
Dentro del propio personal hay miedo. Algunos trabajadores admiten que no están capacitados para operar el equipo moderno, y otros aseguran que la administración prefiere mantener el silencio antes que exponer la ineficiencia institucional. El hospital que debía marcar un antes y un después en la atención médica de La Montaña se ha convertido, de momento, en un símbolo de abandono, simulación y desconfianza.
Mientras tanto, los habitantes de Tlapa siguen preguntándose hasta cuándo tendrán un hospital que funcione de verdad. Porque los edificios pueden ser nuevos y las placas relucientes, pero la salud no se construye con discursos: se construye con medicinas, médicos y voluntad. Y eso, en Tlapa, sigue faltando.
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