Temporada de caza
José Antonio Rivera Rosale
Como si un capitán de montería hubiese lanzado una señal, decenas de cazadores se lanzaron con todo para alcanzar sus presas.
Sólo que en este caso se trata de algo distinto a la cacería: la captura de cargos de elección popular que se disputarán en 2027 en el estado de Guerrero, en una contienda en la que todo vale, especialmemte ignorar al arbitro que, con cara de palo, observa las campañas adelantadas de quienes buscan ser elegidos por las cúpulas partidarias.
Casi no hay excepción: en el PRI, PAN, PRD, PT y Morena se frotan las manos para vislumbrar la mejor estrategia con el fin de asegurar posiciones que se traducirán en ingresos jugosos con recursos provenientes del erario publico.
Si se mira bien, es un robo que les permite disfrutar de una vida regalada porque estamos ante una clase política parasitaria. ¿Usted cree, amigo lector, que existe en verdad alguna preocupacion por el pueblo pobre de Guerrero? Para nada, sólo son negocios que medran con el engaño a las clases populares que, por desgracia, siguen creyendo en estos políticos bandidos (con sus honrosas excepciones, claro).
En este juego de intereses llamó la atención la sorpresiva designación de Estela Damián Peralta como titular de la Consejería Jurídica de la Presidencia, cargo que ostentaba Ernestina Godoy Ramos antes de ser elegida como fiscal de la república.
Pareciera una promoción política, pero en realidad es todo lo contrario. Simplemente la apartaron del juego por la gubernatura. En lenguaje coloquial, “le dieron su estate quieto”.
Hasta ahí llegaron los sueños de aventura de personajes nefastos como Sebastian de la Rosa, quien al sentirse incómodo en Movimiento Ciudadano (MC), se le ocurrió ofrecer sus servicios a Damián Peralta como operador político de su campaña.
La designación de Damián Peralta parece haber sido una especie de salvavidas para la aspirante, que no conocía el pasado turbulento de este tipo de personajes, que mudaron del PRD a MC y, finalmente, emigraron a la sombra de la exsubsecretaria.
Sebastián de la Rosa integra, con otros liderazgos nocivos, un catálogo de personajes siniestros que debiera estar en prisión en lugar de medrar con los partidos políticos.
La referencia más conocida es aquella que se produjo en 2014, cuando fue atacado y desaparecido un grupo de estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, a los que nunca más se les volvió a ver.
Las acusaciones se volcaron contra José Luis Abarca, alcalde de Iguala -que para entonces ya estaba bajo investigación penal por el asesinato de los líderes de la Unidad Popular, especialmennte Arturo Hernández Cardona, por quien recibió 20 años de prisión-.Con las imputaciones del caso Ayotzinapa a cuestas, Abarca alcanzó 90 años de prisión.
¿Y qué hizo Sebastián de la Rosa?
A pesar de las evidencias inequívocas sobre la responsabilidad de Abarca, De la Rosa lo defendía una y otra vez diciendo que metía la mano al fuego por su inocencia.
Finalmente Abarca huyó de Iguala y fue a refugiarse a Poza Rica, donde una dirigente del PRD de aquellos años (por favor no me pregunten quién es), lo escondió y protegió por algunos días antes de entregarse.
¿Pero la inexplicable defensa de Sebastián de la Rosa tiene algún asidero?
Pues sí. Abarca estuvo pregonando a sus cercanos que tenía en la bolsa a los dirigentes del PRD, incluido Jesús Zambrano Grijalba quien, según sus palabras –citado por fuentes fidedignas en reportes de prensa- le había salido barato (algo así como un millón de pesos de aquellos años). Es decir, Abarca se abrió camino en el PRD a golpes de billetes.
Esas entregas no sólo beneficiaron a Sebastián de la Rosa y a Zambrano: también López Obrador recibió lo suyo, tal como atestiguó la autora Elena Chávez (expareja de César Yáñez) en su libro testimonial El Rey del Cash. A pesar de todo, cuando estalló el esándalo de la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa, López Obrador solamente desconoció a Abarca a pesar de que lo promovió durante su última etapa en el PRD.
Esa fue la forma en que Abarca se agenció la alcaldía de Iguala, repartiendo dinero que no era de él: era dinero que el capo Arturo Beltran Leyva depositó en sus manos para proceder a “lavarlo”, lo que enriqueció a Abarca de la noche a la mañana.
Así fue como el dinero del narco apuntaló al PRD en aquellas fechas. Hay que recordar que la esposa de Abarca, María de los Angeles Pineda Villa, es hermana de dos los principales operadores de Beltrán Leyva.
Uno de ellos era Mario Pineda (El MP), hombre de todas las confianzas del capo.
Otrp era Alberto Pineda (El Borrado). Ambos terminaron ejecutados, acusados de traición por el mencionado cabecilla.
Así las cosas, la designación de Estela Damián en la Consejería Jurídica al final lo que hizo fue quitarle de encima lacras como Sebastián de la Rosa.
En entregas posteriores estaremos hablando de otras joyitas que, aprovechando el desconocimiento y el tiempo, buscan seguir lucrando a costa de las instituciones. Hay
varios en el PRD, refundado de nuevo por Evodio Velázquez, uno de los llamados Cuatro Fantasticos que tuvieron bajo su control ese instituto político cuando el gobernador era Zeferino Torreblanca.
Como vemos, hay una revoltura de intereses en toda esta trama que estaremos exponiendo en este espacio.
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